"Porque las palabras de nuestros enemigos no duelen tanto como el silencio de nuestros amigos"
Audrie y Daisy -disponible en
Netflix- arranca con la voz de Bonni Cohen sobre la imagen de una
silueta. "No te llamaré por tu nombre y usaremos una animación para
ocultar tu identidad". La directora se dirige a uno de los atacantes de
Audrie Pott, obligado por la fiscalía a aparecer en el documental junto
al otro acusado como parte de su condena. La charla se produce tres años
después del suicidio de la chica.
Aunque la
expresión de sus rostros no es más que un trazo en pantalla, se puede
percibir el laconismo al recordar aquella noche. Ambos admiten que
tenían un grupo de mensajes donde intercambiaban los desnudos de sus
compañeras, cedidos o robados. En el caso de Audrie Pott no solo
compartieron fotografías online, sino que se aprovecharon de que estaba
inconsciente para desnudarla, violarla, pintar obscenidades en su cuerpo
con un rotulador e incluso introducirlo después en su vagina.
Lo escalofriante es que hoy en día siguen sin tener muy claro qué fue
lo que hicieron mal. "Lo que he aprendido de todo esto es que los chicos
y las chicas pensamos de forma muy diferente. Ellas cotillean mucho.
Los tíos somos más relajados, nos da igual", dice uno de ellos a modo de
conclusión.
El día después del ataque, Audrie se puso en contacto con ellos
avergonzada para pedir explicaciones. Ellos se limitaron a quitarle
hierro al asunto y le aseguraron que no la juzgarían en el instituto
porque "todos cometemos errores". Pero sí que lo hicieron: arrojaron
todas las culpas sobre ella por "zorra" y le atormentaron con sus fotos.
Opinión
Audrie & Daisy narra la historia de dos jóvenes originarias de diferentes ciudades de Estados Unidos pero que tienen historias bastante similares. Ambas fueron abusadas dentro de su comunidad.
Más allá de basarse en las violaciones, las personas en sus respectivas ciudades comenzaron a realizar campañas de difamación en las redes sociales. Esto provocó desprecio, humillación, burla y acoso virtual.
Sin duda, este documental es uno de los mejores que he visto. No sólo por la fuerte temática que aborda, sino también por la calidad y profesionalismo con el que está hecho. Este reportaje demuestra y refleja claramente hasta dónde puede llegar la crueldad del ser humano, ¿cómo es posible que por culpa de la ignorancia de unos seres "sin cerebro" (como lo son cada uno de los responsables del abuso que sufrieron las protagonistas), una persona encuentre como única salida, como su verdadera salida de emergencia, el suicidio? ¿dónde está el apoyo de los que decían ser sus amigos? Cada vez que veo documentales como estos, me doy cuenta de que el ser humano en vez de evolucionar, está haciendo lo contrario. Diariamente vemos como han vuelto a aparecer grupos racistas, xenofóbicos, homofóbicos, etc. ¿Qué nos está pasando? ¿Permitiremos que este tipo de atrocidades sigan ocurriendo? Hacer un cambio de nuestra mentalidad quizás asusta, pero ¿sabes qué asusta más? Lamentarte de no haberlo hecho.
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